Recordar tradiciones y juegos es valorar las experiencias infantiles positivas que son parte de nuestra vida
Comenzó el que para muchos resulta ser el mes más grato del año: septiembre. Mes de la primavera, del circo, de las Fiestas Patrias. Mes de tradiciones y juegos, que pese al confinamiento a causa de la Covid-19, puede ser aún más provechoso “si en familia se dispone del ánimo y acuerda, en conjunto, un momento para crear y disfrutar con los elementos que se tengan en la casa”, comentó Elizabeth Gallegos, formada como Educadora de Párvulos con mención en Deficiencia Mental, Magister en Dirección y Gestión Escolar de Calidad en la Universidad del Desarrollo, y Directora de “Rescatando Sueños”, fundación en proceso de formalización que trabaja acercando nuevas formas de comprender las identidades, a través de herramientas participativas desde la educación y la antropología, con el fin de fortalecer la memoria colectiva de territorios y comunidades.
Uno de sus primeros materiales que elaboraron es el libro “Cuenta la Historia de Coronel”, con cuentos, leyendas y relatos de aquella zona, donde las tradiciones de la costa y mineras se funden en experiencias incomparables.
Para la profesional, este tiempo de pandemia si bien es complejo -por ejemplo, por las consecuencias del confinamiento en materia de salud mental- “puede ser tomado como un desafío para generar nuevas formas de encuentros participativos con la familia, pensando especialmente en los niños y adultos mayores”. Indicó que en el proceso de investigación del citado libro, fueron varias las experiencias de juegos que compartieron los entrevistados, “las que quizá como adultos casi hemos olvidado y pueden ser retomadas con los elementos que tenemos en las casas”.
Indicó que entre aquellos juegos están “las bolitas”, elevar volantines y “la casineta” o “luche”, como se conoce en otros lugares. Este último consiste en marcar en el piso, dentro de cuadrados seguidos, los números del 1 al 10, colocando juntos los pares 2/3, 5/6 y 8/9; luego se lanza una piedra, o un elemento que no dé bote, en el número uno y se salta en un pie, el mismo siempre, absteniéndose de pisar aquel donde está la marca, que irá avanzando en la medida que el o la participante no pise una línea, se salga del respectivo cuadrado ni baje el otro pie.
Otro juego que se puede disfrutar en casa es la cuerda, y ya si se cuenta con los implementos se puede hacer una competencia de emboque o de trompo.
Pero como la idea es aprovechar lo que se tiene en casa, Elizabeth Gallegos invitó a dejar volar la imaginación y recrear un circo casero, “por ejemplo, que un integrante de la familia se pinte como payaso y cuente chistes, que otra persona haga malabarismo con calcetines, hacer pequeños zancos con tarritos y cordel, que alguien relate leyendas de la zona o inventar trucos de magia, que incluso puede que no resulten, pero será un momento divertido para todos y puede ser significativo para los niños y niñas, ya que más adelante recordarán esas situaciones entretenidas, aun cuando a nivel mundial la situación sea compleja”.
Gallegos, quien cuenta con más de 30 años de experiencia en el ámbito educativo, destacó también que es importante dar la importancia que se merecen los adultos mayores y en ese sentido preguntarles sus recuerdos positivos es un buen ejercicio para que hagan trabajar su memoria y a la vez se sientan valorados.